tercero enero

martes, 13 de febrero de 2024

HABLEMOS UN POCO DE NIEVE...

 


Las siguiente líneas están extraídas de un artículo en la web nevasport.com,  publicado el 12 de enero de este año 2024. Después de leerlo, puedes dejar tu opinión en el enlace de las redes sociales. Encuentras parecidos, alguna coincidencia, parecido o similitud? Puede que sea simplemente agarrarse a un deseo, puede que nada de nada. Se trata de leer y pensar. El tiempo, decidirá y nunca mejor dicho.

El texto dice así, sobre hechos de hace 25 años...

Sin duda alguna el sector del esquí es como la mili del turismo. Se depende casi en exclusiva de las condiciones meteorológicas y si el invierno quiere ser parco, puede no dejar nieve durante dos meses. En Benidorm saben que si un día llueve al siguiente hará sol y mientras tanto la gente no cancelará reservas y en cambio llenará las terrazas de los barra mientras espera.

El turismo de esquí tiene otro handicap, y es que tiene un cliente muy crítico, así que en inviernos malos como el que vivimos este año la presión suele ser muy alta en las estaciones. Y eso que aquí se trabaja muy bien, con un personal muy conocedor de la montaña y muy implicado en la economía de los valles, ya que trabaja, vive y convive con personas, comerciantes y empresarios que también dependen del esquí.

Son situaciones que hasta finales de los '80 nadie se había planteado en el sector del turismo de nieve. Cada invierno nevaba, alguno más, otros menos, pero la nieve siempre estaba ahí. En los '70 y '80 la situación era tan buena que muchos se vinieron arriba y empezaron a abrir estaciones de esquí por el Pirineo.

Y es así como llegamos a la temporada de esquí 1988-1989. Nunca habíamos tenido tantas estaciones como ese invierno. En el Pirineo catalán solo de alpino se contaban 12 complejos invernales, entre ellos Boí Taull que ese año se estrenaba en el 'divertido' mundo del turismo de esquí. También estaba Llessuí, La Tuca-Mall Blanc, Rasos de Peguera o Bonabé, todas ellas ya cerradas.

Excepto La Molina y Vall de Núria, el resto eran todas estaciones de esquí de capital privado. Y entre todas ellas la inversión para esa temporada fue de unos 2.300 millones de las antiguas pesetas, lo que hoy equivaldría a unos 12 millones de euros.

A nivel nacional España contaba ya por aquel entonces con 31 estaciones de esquí y eso que todavía tenían que abrirse otras como Fuentes de Invierno, Sierra de Béjar, Tavascán o Javalambre. Y en Andorra cada uno iba por su lado, asi que se contaban seis complejos invernales (Pas de la Casa, Grau-Roig, Soldeu, Arinsal, Pal y Ordino).

Aunque alguna vez se logró abrir a principios del mes de diciembre, lo habitual era esperar a hacerlo para las navidades, excepto Baqueira Beret que muchas veces abria antes. Esa temporada de 1988-1989 por ejemplo, se puso en marcha el 8 de diciembre.

Pero aquel invierno un potente anticiclón que abrazó parte de Europa se emperró en no dejar apenas nieve en las montañas. En los Alpes las estaciones de esquí de media y gran altura lograban abrir con cierta normalidad, pero en el Pirineo la situación se volvía bastante dramática.

En el lado francés la mayoría de estaciones de esquí se vieron obligadas a mantenerse cerradas, excepto en la parte Oriental, más acostumbradas a pelear con los inviernos más suaves que el resto de sus compañeras y que lograban abrir algunas pistas.

A las estaciones de esquí de nuestro lado del Pirineo les pillaron literalmente también con los pantalones bajados. Y es que aquí tampoco se había invertido realmente en algún sistema de producción de nieve. Solo las dos estaciones de la Val d'Aran lograron abrir. Baqueira, que con con catorce telesillas y ocho telesquís para acceder a tres pistas verdes, 16 azules, 20 rojas y cuatro negras, en navidades ya registraba 10.000 esquiadores semanales lo hacía al 100%;  y La Tuca que con 800 esquiadores/semana tenía el 80% de instalaciones abiertas.

Masella, Vallter 2000 y La Molina sí tenían un primigenio sistema de producción de nieve, pero solo la última de ellas se había podido poner en marcha con la zona de debutantes. Parecida situación en Port Ainé, donde solo estaba disponible una pequeña zona para dar clases gracias a algo de nieve que habían podido 'rascar'.

Como tampoco existía www.infonieve.es, el parte de nieve los teníamos que mirar cada viernes en La Vanguardia. Este fue el del 23 de diciembre de 1988 y así afrontaban la Navidad las estaciones de esquí del Pirineo (pincha en la imagen para agrandarla):

Parte nieve 23 de diciembre de 1989
Parte de nieve estaciones de esquí Pirineo 23 de diciembre de 1989

 

Enero y febrero de sequía

La situación no mejoró tampoco una vez acabadas las vacaciones de Navidad. En Vallter 2000 se llegó a registrar 23ºC en la segunda semana del mes de enero. Los propietarios de las estaciones de esquí, casi todas en manos privadas, ya se planteaban alargar la temporada todo lo que fuera para tratar de recuperar las inversiones y hacer algo de caja.

Jaume Domenech Ferre, entonces Presidente de la Associació Catalana d'Estacions d'Esquí i Montanya (ACEM) se agarraba a la Semana Santa aprovechando que ese 1989 caía más pronto, en el mes de marzo. Y hay quién decía que la verdadera temporada empezaba con la reactivación del curso escolar porque es cuando los colegios contrataban cursillos de esquí, algo que se estaba convirtiendo en negocio para las estaciones.

En Boí Taull, que ese invierno se estrenaban, postergaban la fecha de inauguración hasta el mes de febrero. Sus propietarios argumentaban que preferían esperar a tener las instalaciones perfectas para ponerse en marcha.

Este era el parte de nieve que publicó La Vanguardia ya para el 20 de enero de 1989. Solo cuatro estaciones de esquí en el Pirineo catalán estaban abiertas, aunque solo Baqueira y La Tuca-Mall Blanc con una buena oferta.

Parte de nieve 20 enero de 1989
Parte de nieve del 20 de enero de 1989

 

La pertinaz sequía

Las causas de esa anómala temporada de esquí, había que buscarlas especialmente en la fuerte sequía que registraba casi todo el sur y centro europeo.

Contaba La Vanguardia que las borrascas desfilaban por latitudes muy altas, al norte de Gran Bretaña y de los países escandinavos. Que esta situación era típica en verano, pero impropia en esa época del año. La mitad suroeste de Europa vivía sumida bajo un asentamiento de las altas presiones y de un anticiclón ya cotidiano dada su persistencia. Curiosamente al otro lado del 'charco' en Norteamérica se registraban nevadas abundantes, igual que en Asia (Japón), lo que nos recuerda a lo que nos pasa este año.

Otra de las causas de las que ya se empezaba a hablar tímidamente era el 'efecto invernadero', luego llamado 'calentamiento global' y ahora 'cambio climático'. Jeroni Llorente, Profesor de Física de la Universidad de Bellaterra aseguraba en La Vanguardia que

"Este aumento de temperatura es todavía poco importante para justificar la ausencia de nevadas invernales. La tan escuchada frase de que “ahora ya no nieva como antes” podría ser cierta solamente en los lugares que tienen muy alteradas sus condiciones meteorológicas, como las grandes ciudades.

En estas aglomeraciones se produce el fenómeno denominado “isla de calor”, que significa que el aire de una ciudad está más caliente que el de los alrededores. Este efecto, que cada vez es más acusado, provoca que los copos se fundan más deprisa al entrar en la atmósfera urbana y también que no cuajen en las calles"

Una nevada caída en la segunda semana de febrero permitió maquillar algo la imagen de las estaciones de esquí. Vall de Núria logró abrir todas sus instalaciones pero el resto se mantuvo prácticamente igual mientras Boí Taull se mostraba todavía cerrada en ese parte de nieve.

Prte nieve 17 febrero 1989
Parte de nieve del 17 de febrero de 1989

 

Y por fin llegó la nieve

Pues hasta finales del mes de febrero, a pocos días de cambiar a Marzo, la nieve no hizo acto de presencia de forma generalizada en toda España. Hasta entonces la mayoría de estaciones de esquí del Pirineo catalán se habían mantenido cerradas, a excepción de las dos de la Val d'Aran, además de La Molina con nieve producida. En Aragón tanto Cerler como Panticosa también estaban esperando a poder ponerse en marcha.

El fin de semana del 2 de marzo de 1989 se mostró el primer parte de nieve con todas las estaciones abiertas. Apenas tenían por delante unas pocas semanas más para aprovechar, entre ellas la Semana Santa.

Aquí podemos ver el cambio en el parte de nieve entre un fin de semana y otro, en solo siete dias de diferencia.

Parte de nieve de febrero y marzo de 1989
El parte de nieve del 24 de febrero aún mostraba la mayoría de estaciones cerradas
Parte de nieve de febrero y marzo de 1989

Y una semana después, tras la nevada, todas abrieron. Hasta Boí Taull

 

Si bien es cierto que otros inviernos también se habían comportado de forma irregular, hasta entonces no había afectado tanto a una industria que apenas llevaba unos años de verdadera apuesta. En 1989 el sector del esquí estaba en pleno auge. Se venía de un par de inviernos anteriores con mucha nieve y nadie esperaba ese parón tan repentino. A partir de entonces las estaciones empezaron a mirar más en serio el invertir en producción de nieve con el objetivo de que no les volvieran a 'pillar con los pantalones bajados'.

Estas situaciones se han vuelto a repetir después. Especialmente notiria fue la época de 2004 a 2008, cuando España vivía una gran sequía. Fue cuando se empezaron a montar desaladoras e incluso se llegó a plantear la evacuación de Sevilla por la total falta de agua. La Molina tenía una prueba de Copa del Mundo en el mes de diciembre de 2008  y solo pedían tener agua. Y en lugar de eso tuvieron nieve. Mucha nieve...

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